"No me lo vas a creer, pero allá por la segunda mitad de los 70, cuando circulaban en C.R. todo tipo de expatriad@s, exiliad@s, conspirador@s, y quienes eramos solidari@s con ell@s y además militantes disciplinad@s no podíamos siquiera pensar en relacionar una persona con otra, tuve ciertos contactos con una compañera que diz que era salvadoreña, guerrillera, que supuestamente estaba aquí recuperándose de situaciones de pérdida muy graves. Esta compa escribía unos sus poemas medio obsesivos sobre la muerte. Se llamaba Alfonsina Blandón. Yo siempre le sentí un acento más nica que salvadoreño. Y leyendo el ensayo de Justino sobre la importancia de la muerte, se me ocurre que Alfonsina (la verdad no sé si era su verdadero nombre), a lo mejor tuvo alguna relación con él. Qué se yo, tal vez era parienta o una enamorada... ¿Sabés algo al respecto?
Te estoy transcribiendo lo que conservo de un escrito de su puño y letra. Con tanta filosofía erudita como circula por los archivos de la Fundación Blandón, te diré que para mí la idea de muerte que se sustenta en lo de Alfonsina, es más certera. Es decir, la muerte vive con nosotros desde que nacemos, y un día de tantos, nos libera. Incluso prematuramente... Con todo respeto, los racionalistas que manosean desde la lógica la importancia de la muerte, ni siquiera se acercan a la sutileza de la relación Vida -Muerte, porque ignoran el mayor misterio de la existencia humana."
A continuación, el poema:
Desnuda
Crecida de mi propia sombra
aparece su sombra en el espejo
sentada sobre mi hombro izquierdo.
Está conmigo pero no me alcanza.
No todavía.
Sigue en el mismo sitio del verano elegido.
Sigue aguardando un cierto mes de marzo.
De espaldas al galope de las olas
al rumor del reflujo en las arenas
se ha ocupado por años en urdir
telares amarillos.
De vez en cuando agita el abanico
y deshila la organza de mi último traje.
Ahuyenta –le sacude- las algas
los corales, los trocitos de luna
el limo, los detritus
que se han ido adhiriendo
al encaje de espumas.
¿Es ella quien me sueña?
¿Es mi sueño el vaivén donde su sueño mece?
Si ella abriera los ojos de repente
si quien mi sueño sueña rompiera el sortilegio
si decidiera desertar despierta
si partiera a la sombra de una nueva quimera
acaso un vendabal, una tormenta
estallaría sobre mi cabeza
mientras el fuego interno me consume
la libertad me atrapa
y vuelo sin mortaja.
Mi último vestido
- el que debiera arder primero que mis huesos
el que me arroparía para volver al mar
a las aguas profundas
al recuerdo -
la Muerte se marchó
sin acabarlo.
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ResponderEliminarQuerida Doña Amanda,
ResponderEliminarLo que más disfruté de su aporte fue su propia descripción de Alfonsina y del poema mismo. Me encantaría, si no le es mucha molestia, oir de sus propias palabras quien es/era Justino Blandón. Así como si nos sentáramos a tomar un café y me describe a su amigo. En Wikipedia la información sobre el se me hace impersonal y me gustaría conocer al ser humano a través de una amiga.
Muchas gracias,
madenho
¿Alfonsina Blandón? Serán acaso colegas de una misma escuela? Sabemos que en tiempos de Revoluciones, nadie se movía con su propio nombre. Yo conviví con varios compañeros centroamericanos y nunca supe realmente si esos eran sus nombres de pila. Esta duda me surge también cuando pienso en la veracidad del nombre "Justino Blandón". ¿Estaremos ante trabajos de varios autores de una mima escuela/cofradía y lo estaremos adjudicando solamente a uno?
ResponderEliminarEstimado Pájaros y alas:
ResponderEliminarMuy interesante su observación. No es la primera vez que los trabajos del profesor Justino suscitan este tipo de hipótesis. Debemos decir, en honor a la verdad, que aunque le conocemos personalmente, es perfectamente factible que él haya canalizado a través de su pluma los trabajos de otros ensayistas anónimos. Es una posibilidad que él nunca ha negado. Así las cosas, ¿deberemos seguir considerando a Justin Blandón como un individuo, o más bien como una suma de identidades? El debate está abierto...
En hora buena, se abre este espacio y caen sus letras.
ResponderEliminarCon respecto al poema, hay quienes, y acá me robo las palabras de Alejandra Pizarnik, sólo podemos hablar de la vida, de la poesía y de la muerte.
Prolijo título para el poema, porque desnudos nacemos y desnudos nos exige la muerte.
Saludos,
MaGa, quien es también el sueño de un rey