miércoles, 5 de agosto de 2009

El trío La Anexión. Fantasmas en la historia musical vernácula de Guanacaste.


Este artículo del musicólogo cruceño Cupertino Acevedo pasa revista a una de las mayores pasiones en la obra de Justino Blandón: el misterio en torno al legendario Trío La Anexión.


“Mi vida que es apenas el bosquejo
de un dibujo que nunca se termina,
son retazos clavados con espinas
en acero sin alma, en oro viejo.”

Fragmento del Pasillo # 1, atribuido al Trío La Anexión

No cabe duda que una de las mayores obsesiones del ensayista Justino Blandón (Granada, 1952) gira en torno al nunca esclarecido caso del Trío La Anexión, una agrupación musical más cercana a la leyenda que a la Historia, fuente de numerosas especulaciones sobre el origen de varias decenas de canciones que han circulado por la provincia de Guanacaste, con el rango de piezas anónimas, durante los últimos cincuenta o sesenta años.

En varios estudios, Blandón hurga y lee entre líneas, en los testimonios de otros musicólogos, ancianos analfabetas, misioneros y otros personajes que relatan en su mayoría anécdotas vagas, o suministran pistas erráticas sobre las canciones en cuestión y sobre sus supuestos autores. Al analizar en frío estos testimonios concluimos que solo una mente lúcida, con importantes dosis de fantasía historiográfica, podría hilvanar algo coherente. Eso es precisamente lo que logró el Lic. Blandón en sus textos.

Entre sus ensayos sobre el tema, el más relevante se titula “El rastro de las ánimas vencidas: un ensayo imposible sobre el Trío La Anexión”. En él, Blandón coteja testimonios, vincula fuentes diversas, cuestiona hallazgos y deslinda lo real de lo ficticio, para concluir que, pese a la imposibilidad de establecer sin sombra de duda la existencia de la agrupación, así como su época exacta y su repertorio, resulta totalmente claro que ocurrió un fenómeno cultural relevante, que es posible seguir sus huellas hasta la solitaria comunidad de San Jacinto, y que el eco de las composiciones en la memoria popular es, de por sí, prueba concluyente de que el Trío La Anexión es mucho más que una leyenda.

Dejando de lado las dudosas pruebas documentales (en su mayoría referidas a “viejos cuadernos semi borrados” o “partituras casi ilegibles”), Blandón sostiene que el hecho cultural trasciende el documento y se instala en el campo de la oralidad, para alimentar una tradición viva, vigente y generadora de nuevas manifestaciones vernáculas. La pervivencia oral de tonadas, temas y nombres de canciones tales como la graciosa “Cumbia de la Llorona”, el filosófico “Pasillo # 1”, las alegres “Coplas del Cusuco”, la absurda “Rumba del Cadejos”, o la más absurda “Máquina con máquina”, al igual que la pequeña odisea criolla contenida en la “Contradanza de los liberianos sin cabeza”, no puede ser ignorada o condenada a la marginalidad solo por la ausencia de prueba documental en torno a su autoría. Para Blandón, la oralidad, la memoria pura, con todas sus fallas y laberintos, se convierte en prueba y da origen a un conocimiento de verdadera raíz vernácula.

Obviamente, en esta posición de Blandón se respira la influencia de un sinnúmero de autores (Busoni, 1975; o más recientemente: Ochoa Ángel, Las historias de vida: un balcón para leer lo social, Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Universidad de Antioquia, 1996-97, http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n5/hist.htm), historiadores de la cultura popular y defensores de la herramienta de la historia de vida como una fuente válida para construir un conocimiento histórico que se abre a la especulación y la creatividad, redefiniendo el canon de objetividad de la ciencia aplicada a la cultura.

El aporte de Blandón en este terreno es innegable y sus investigaciones en torno al enigmático Trío La Anexión son una buena demostración práctica de esta perspectiva metodológica. Esperamos que las nuevas generaciones de investigadores se atrevan a salir de la biblioteca, como hizo Blandón desde los años 70, para salir al encuentro de los fantasmas de nuestra cultura popular.

Cupertino Acevedo
La Cruz, Guanacaste, 1998.

2 comentarios:

  1. Gracias por poner en red informaciones acerca de tan interesante personaje. No sabía nada de él y me encantaría poder conocer más de su obra. Pero algo sé del trío, objeto de su investigación (si bien, por tratarse de otra información "oral" de segunda mano, hay que agarrarla con pinzas). Hasta la fecha tenía la absoluta convicción de que el Trío La Anexión fuese un parto delirante de mi abuela liberiana, quien ha vivido los últimos 10 años de su existencia en una nube de pedos (como nos gusta decir por acá). Ya muy cerca de la fecha de su muerte, mi abuela María se pasaba las tardes tarareando desconocidas (para mí) melodías que ella decía haber escuchado en los años de su juventud guanacasteca, o sea antes de mudarse a estas tierras australes. En algún momento, en el medio de tantos murmullo insensato, le he escuchado a mi abuela decir que las melodías eran del "famoso" Trío La Anexión. Desafortunadamente, la cosa me ha dejado en su momento bastante indiferente y me he limitado a palmear el hombro de la abuela con cariño y pena (aunque las canciones no dejaban de tener algo agradable, incluso en el murmullo inseguro de la viejita encantadora) . Descubro ahora, gracias a ustedes, que cabe la posibilidad de que yo estuviera equivocado. Esto provoca en mí culpa y a la vez, la sensación de que se pueden reanudar los hilos perdidos. Un saludo. T.T.

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  2. Hola Talita,
    muchísimas gracias por su comentario.
    Este tipo de testimonios enrriquecen enormemente la tesis de Blandón y refuerzan su teoría de que La Anexión es más que un mito. Él habría estado encantado de conocer y entrevistar a su abuela María.

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